La gratitud es la expresión de apreciación por lo que uno tiene. Es un reconocimiento del valor independiente del valor monetario. Se genera espontáneamente desde dentro, es una afirmación de bondad y calidez. Esta emoción social fortalece relaciones, y sus raíces están profundamente arraigadas en la historia evolutiva que emana del valor de supervivencia que tenía ayudar a los demás y recibir ayuda de vuelta. Los estudios demuestran que hay áreas específicas del cerebro involucradas en experimentar y expresar gratitud. Los escaneos cerebrales de personas a las que se les asignó una tarea que estimula la expresión de gratitud muestra cambios duraderos en la corteza prefrontal que elevan la sensibilidad a experiencias futuras de gratitud.
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La gratitud es un sentimiento espontáneo, pero, cada vez más investigaciones demuestran su valor como práctica, esto es, hacer esfuerzos conscientes para contar las bendiciones que uno tiene. Estudios muestran que las personas pueden cultivar la gratitud deliberadamente, y hay beneficios personales y sociales importantes de hacerlo. Es posible sentirse agradecidos por los seres queridos, animales, naturaleza y por la vida en general. La emoción genera un clima de positividad que llega muy profundo al interior y a la vez se extiende hacia el exterior.
La gratitud es una emoción, una que hace que una persona se sienta más feliz. La gratitud también es un humor, además de un rasgo de personalidad. Algunas personas simplemente están más inclinadas a sentirse agradecidas como hábito en su día a día.
La gratitud es tanto un sentimiento temporal como un rasgo de disposición. En ambos casos, la gratitud implica un proceso de reconocer, primero, que uno ha obtenido un resultado positivo y, segundo, que existe una fuente externa para ese buen resultado.
Los psicólogos han encontrado que, con el tiempo, sentirse agradecido impulsa la felicidad y fomenta la salud tanto física como psicológica, incluso entre aquellos que ya están batallando con problemas de salud mental. Los estudios muestran que practicar la gratitud disminuye el uso de palabras que expresan emociones negativas y cambia la atención interior, alejándola de emociones negativas como la envidia y el resentimiento, minimizando la posibilidad de engancharse, que es la marca principal de la depresión.
Las personas que son agradecidas sienten menos dolor, menos estrés, padecen de menos insomnio, tienen sistemas inmunes más fuertes, experimentan relaciones más saludables y les va mejor académica y profesionalmente. En general, puede impulsar la salud tanto mental como física.
Efectivamente, las personas agradecidas tienen menos probabilidades de tener problemas mentales como depresión. Un estudio encontró que las intervenciones de gratitud eran exitosas en reducir las afectaciones negativas e incrementar la resiliencia mental en un grupo de adultos mayores.
Un estudio sugiere que pasar solo unos minutos participando en una actividad de gratitud, como escribir una carta de gratitud a un ser querido puede motivarte a elegir alimentos más saludables.
La gratitud comienza con notar lo bueno de la vida. Una cultura materialista que alienta los deseos constantes y percibe las posesiones como la fuente de la felicidad no es el campo más fértil para la gratitud. Pero no es una barrera imposible de sobrepasar para desarrollarla. De manera similar la envidia y especialmente el cinismo y el narcisismo son ladrones de gratitud. De hecho, cultivar la gratitud puede ser un remedio al menos parcial para el narcisismo.
Simplemente estar alrededor de familiares y amigos puede ayudar a sentir más gratitud. Además, apreciar más la vida y sentirse menos cínico te impulsa a una mentalidad más agradecida. En otras ocasiones, cuando te enfrentas a una decisión difícil, verlo como una oportunidad es útil, algunas personas estarían cómodas con tener que tomar esa decisión.
Esto depende de la persona, y todos diferimos en el grado hasta el que estamos inclinados a experimentar y expresar gratitud. Puede ser algo tan simple como una saludable lluvia de primavera, solo porque la lluvia lava todo. Participar en un acto más específico, como ser voluntarios para ayudar a otros, hace que las personas se sientan bien consigo mismas.
La gratitud es una emoción social y la expresión de gratitud hacia los demás incrementa sus beneficios. La emoción literalmente se paga a sí misma. Y casi no importa si la gratitud se comunica o es recíproca por parte de los demás.
- Llevar un diario o anotar de alguna manera las pequeñas y grandes alegrías de la vida.
- Anotar “tres cosas buenas”, identificar tres cosas que han salido bien para ti e identificar la causa.
- Hacer notas de agradecimiento para los demás.
- Pensar en las personas que te han inspirado y qué era lo más significativo de ellos.
- Participar en “sustracción mental”. Imagina cómo sería tu vida si algún evento positivo no hubiera ocurrido.