Liderazgo
Cómo aprender (o enseñar) algo nuevo
La variedad es la sal de la vida, así como hablar, enseñar y liderar.
4 de noviembre de 2024 Revisado por Margaret Foley
Los puntos clave
- Estudios recientes sugieren giros sorprendentes en la sabiduría convencional sobre cómo aprendemos mejor.
- El éxito proviene de ser capaz de visualizar un futuro y luego trabajar constantemente para lograrlo.
- La escrupulosidad es la clave del éxito.
¿Cuál es la mejor manera de aprender o enseñar algo nuevo? Algunos estudios recientes sugieren algunos giros sorprendentes en la sabiduría recibida. Oradores, profesores y líderes, tomen nota.
En primer lugar, y quizás lo más intrigante, viene un estudio que explica algo que me ha desconcertado durante mucho tiempo. En un par de áreas de alto octanaje (atletismo de clase mundial y premios Nobel), los ganadores tienen un porcentaje muy alto de personas con un trasfondo inesperado: no comenzaron su especialidad a una edad temprana. Los atletas y científicos que hicieron algo diferente primero, y llegaron a su campo a una edad relativamente posterior, a menudo superaron a los que comenzaron temprano y se mantuvieron en sus campos.
¿Cómo podría ser esto? Lo que el estudio descubrió fue que la mera repetición no es la mejor manera de mejorar en algo. Es mejor mezclarlo: probar diferentes enfoques, diferentes técnicas, incluso diferentes filosofías. Esto se ha estudiado particularmente bien en la interpretación musical, donde se han escrito libros completos de técnica sobre la importancia de abordar una pieza musical tocándola en fragmentos, de diferentes maneras, con diferentes tempos, enfoques y técnicas de práctica. El simple hecho de tocar una pieza de principio a fin parece prácticamente garantizar que siempre cometerás los mismos errores.
El segundo estudio aborda la idea de la fuerza de voluntad o el autocontrol como un camino hacia el trabajo diligente y, por lo tanto, el éxito. Resulta que el autocontrol no es útil porque crece y mengua. Lo que se necesita en cambio es un rasgo psicológico más profundo que se mantiene bastante estable a lo largo de nuestras vidas: la escrupulosidad. Las personas escrupulosas lo hacen mejor que los demás porque planifican con antelación y se adhieren a esos planes. Incluso es posible que tengan que ejercer menos autocontrol que el resto de nosotros, simples mortales, porque están tan ocupados apegándose a esos planes que no se ven tentados a desviarse con tanta frecuencia. Se trata de ser capaz de visualizar un futuro y luego trabajar constantemente para lograrlo. Eso proviene de un hábito mental, no de la fuerza de voluntad. La escrupulosidad es la clave.
El último estudio, de hace casi una década, concluyó que es mejor planificar hacer trampas con la dieta (un día a la semana, por ejemplo) que intentar seguirla de forma fija. Al parecer, la fatiga de la dieta se instala y es probable que la tensión se vuelva excesiva si intentas seguirla al cien por cien semana tras semana. Pero si, en cambio, te tomas un día libre de la dieta de la manzana para comer tarta de chocolate, te resultará más fácil que si hubieras intentado ser firme para siempre.
Ten en cuenta que planificar tomarte un día libre de la dieta es muy diferente a estresarte, llegar a casa tarde una noche y comerte un litro de helado. Ese no es el enfoque recomendado por los expertos en dietas porque, en ese caso, te castigarás por ser un fracaso. En cambio, si planeas tomarte un día libre, entonces sigues en el buen camino.
Podemos poner en práctica toda esta sabiduría como oradores, profesores y líderes si modificamos nuestro enfoque del tema, introduciendo un propósito o una razón para lo que proponemos al principio de la charla (o del período) y si no nos tomamos demasiado en serio. Permite que el equipo se divierta un poco de vez en cuando y verás que trabajan mucho más duro el resto del tiempo.
Recuerda que la variedad es la sal de la vida.
A version of this article originally appeared in English.